LOS EXTRAÑOS RASEROS DE ROB MANFRED

Joe Kelly

RINCÓN BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

31 de Julio de 2020– Pocos días y mucho material para comentar en la naciente campaña de las Grandes Ligas, sobresaliendo al menos dos casos: los eventos ocurridos en la serie Astros-Dodgers y los muchos casos de contagios de Covid 19 en el equipo de los Marlins de Miami.

 

Lo primero fue algo que se veía venir desde antes que se decidiera que esta sería una temporada algo especial y de saberse de la forma tan torcida en que actuaron los Astros de Houston en 2017, fehacientemente comprobado que hicieron trampa para robar señales de los rivales y muy ligeramente sancionados. Esto es, el club sancionado económicamente, suspendidos su gerente general y su manager pero dejando de lado, omitiendo y dejar en impunidad a los peloteros.

 

Esto por supuesto que causó no solamente la natural controversia sino la evidente molestia de los jugadores de otros equipos. El ánimo de cobrar “venganza” surgió no como un rumor sino algo más que esperado en atención a los códigos, escritos y no escritos, que pesan sobre el beisbol.

 

El martes en Houston, el relevista Joe Kelly tal  vez se atrevió a lanzar la primera de mucha piedras, con todo y la admonición que hiciera meses atrás el comisionado Rob Manfred en el sentido de que nadie hiciera “justicia por propia mano”, esto es, lanzar pelota a propósito sobre el equipo de los Astros, so pena de ser a su vez sancionados.

 

Lo que hizo Kelly fue primero lanzar una pedrada sobre la parte alta de la humanidad de Alex Bregman y más tarde, arrimarle el caballo a Carlos Correa, a quien más tarde ponchó e hizo una mueca que lució más como gesto aniñado, burlón, que provocó el intercambio de palabras que vació las bancas.

 

MEDIDAS- Los hechos provocaron que saliera Manfred de su bunker y dictara sanción inmediata: ocho juegos de castigo para Kelly y un juego por cabeza para los managers, Dusty Baket de los Astros y Dave Roberts de los Dodgers.

 

En el centro de la polémica, los extremos: unos considerando que lo de Kelly no fue “pecado” al actuar en represalia contra los “tramposos” y por el otro bando, los que invocan aquello de que lanzar pelotazos es de gran riesgo para los compañeros de profesión.

 

Poniendo en perspectiva la decisión del comisionado, los ocho juegos a Kelly representan más del 10 por ciento de la duración del rol regular, algo que suena excesivo, Llevado esto al rol normal, esto sería un castigo de 22 juegos que resulta una cifra que más allá de excesiva, suena y resulta absurda.

 

Y es que a contraluz, dicen, ¿cuántos juegos no se dieron como castigo a los jugadores involucrados en las maniobras tramposas de los Astros?

 

Aquí surge la sobra de la duda, la sospecha de que a querer o no, se está creando un manto de impunidad sobre el equipo, sobre sus integrantes. El robo de señales, así lo hayan hecho y hagan otras organizaciones, es uno de los actos más reprobables en la historia de este deporte y que habrá de merecer un lugar en el salón de las vergüenzas.

 

Y sobre eso, apenas la amonestación, no la sanción. En cambio a Kelly, por la presunción, todo el peso de la ley antes contenida. Los raseros de Rob Manfred, pues.

 

CONTAGIOS-Un total de 18 peloteros del primer equipo arrojando positivo, contagios a nivel catástrofe que para hacer más serio el problema, al parecer surgieron no de los riesgos del trabajo sino de presuntos actos de irresponsabilidad de los peloteros.

 

Versiones circulan de que hubo una salida en Atlanta al final del juego en que varios jugadores se fueron a un lugar de esparcimiento no muy santo y ahó adquirieron su dosis de contagio. Si esto fue así, vaya lío.

 

Ya se dictaron medidas más extremas, protocolos más rigurosos que tienden a tratar de evitar más desaguisados como éste de los Marlins. Algo que a querer o no, pone en riesgo la campaña 2020, una de las más bizarras que se pueda recordar.

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