EL RANKING DE MANAGERS MEXICANOS

juan g castro

RINCON BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

9 de Febrero de 2024- Que si existe algún rango distintivo en el béisbol mexicano, por no decir que en todo el mundo beisbolero, lo es el carrusel de managers que se da todos los años en las diferentes ligas de carácter profesional. La sempiterna rotación de manejadores que se registra, tiro por viaje, no solamente es ya nota obligada para la prensa sino motivo de permanente especulación aún antes de que inicien las competencias.

 

En México, tanto en la LMB como en la LAMP es un fenómeno recurrente que tiende a agravarse luego de que la baraja de aspirantes al puesto de manager semeja estar bastante reducida. Tomemos en caso de los Rieleros de Aguascalientes, de la LMB, que recién anunciaron que su timonel para la campaña 2024 lo será su actual gerente deportivo, Enrique “Che” Reyes, que para no variar es el personaje preferido para fungir como dirigente de los equipos mexicanos que participan en torneos, digamos, menos relevantes.

 

La pregunta aquí será si es que la directiva de los Rieleros no alzó más la mira, si es que su proyecto deportivo-competitivo (si es que lo tiene) no alcanzó a prospectar a alguien que estuviera fuera del radar, a tratar de experimentar con alguien que aporte algo fresco, digamos que hasta interesante, y pudiera tener cabida en el equipo (y para el equipo).

 

Hace ocho años, en este mismo espacio, preguntábamos en un artículo referente al tema: ¿quiénes son y donde están los managers mexicanos de la actualidad? ¿quiénes son y donde están los managers de la siguiente generación? Las respuestas han venido cayendo muy pero muy lento, a cuentagotas. No fueron preguntas ociosas pero siguen estando vigentes. Hay dos o tres casos de excepción pero una primera conclusión es que cuantitativamente son pocos y cualitativamente… bueno, habría que esperar algo más de tiempo.

 

REPASO- Para ubicar el tema, una sentencia previa: desde que el béisbol mexicano recibió a grandes managers de la pelota cubana en los años Treinta y Cuarenta, se han registrado apenas si esbozos de generaciones de timoneles nativos que realmente han hecho época.

 

Punto de la mitología de nuestro béisbol, que raya a veces en la mitomanía, el repaso de las diferentes etapas muestra apenas lapsos muy señalados en los cuales pueden mencionarse hornadas de timoneles que de alguna visible manera, pudieran haber sentado precedente.

 

No, no existe algo que se pudiera llamar “la escuela mexicana”, algo que distinga o caracterice a los timoneles mexicanos, nada que los ponga aparte o los clasifique en un rubro especial.

 

Que si antes fue claro el lado de la “escuela cubana” lo de hoy parecer ser el managers “made in USA”. Diríamos que muy parecido a lo que sucede con el pelotero: surgen en México, se “hacen” en Estados Unidos.

 

PRESENTE- En el catálogo 2024 se pueden presumir a Benjamín Gil y a Juan Gabriel Castro en el primer plano y de ahí para abajo al resto. Vimos debutar en el invierno a Alfredo Amézaga y habrá que esperar resultados. Son tipos que de alguna manera, se han cocinado en USA fungiendo lo mismo de coaches que en puestos directivos.

 

Al estilo de los cuentos infantiles, podría decirse “hubo una vez…” y sacar del baúl nombres que aparecen en una especie de Antología: Ernesto Carmona y Manuel Oliveros de la prehistoria, el gran olvidado Manuel “Shorty” Arroyo (el más exitoso en los años Cuarenta), Guillermo Garibay, Vinicio García y Francisco “Paquín” Estrada.

 

En la mitología escrita al revés, con tonos de propaganda y mala lectura de datos, el (des)hacedor de carreras Benjamín Reyes (casos Nelson Barrera y Sebastián Tirado como adendums), el instigador Chito García (infamia de 1980) y José “Zacatillo” Guerrero (eterno no ganador en casi cuarto de siglo).

 

“Yo la verdad mejor prefiero ser coach, en México los managers duran poco, te botan por nada”, nos decía un expelotero”. Tal pareciera que se desprecia el puesto, por volátil. Y ante la escasez de candidatos, la recurrencia de jalar por extranjeros.

 

Quién sabe cuánto tiempo más se sostenga esta situación.